Historias del metro II

Cierta ocasión en mi rutinario traslado en el metro cuando aborde en la estación Chabacano me tocó ver algo que de momento me dio cierto asco y como no, si la persona que iba sentada en una esquina del vagón se había vomitado y el vagón apestaba como a perro muerto, es en serio, con decir que a casi toda la gente estaba apretujada hacia la siguiente puerta y en un momento dado hasta las personas que iban sentadas se salieron para entrar al otro vagón o por la otra puerta. Por mi parte me quede junto a la puerta ya que baje en la estación Normal.
La persona, a la que me refiero, estaba toda desaliñada y con una barba de unos 20 centímetros, o sea todo un vagabundo. Me quede pensando mientras observaba que el tipo estaba dormido y de vez en cuando como que despertaba volteaba para todos lados y se volvía a dormir.
En alguna estación entraron varias personas y al percatarse de el olor, inmediatamente salieron para tratar de entrar por alguna de las otras puertas, no vi si lo lograron por que ya los vagones estaban llenos, más en el lugar donde me encontraba estaba vacío.Lo bueno que por esas fechas traía una gripa que me permitió aguantar el nauseabundo olor.