En el viaje de regreso a casa ayer viernes había tomado metro de la línea 1. (como de costumbre, claro que de vez en cuando cambio de ruta para no hacerla de manera rutinaria, además con esto llevo a cabo uno de los puntos que en alguna ocasión leí para que evites ser asaltado o secuestrado...). Tome el metro en la estación Cuauthemoc y y siguiendo el hábito de haños, abrí el libro en turno que estaba leyendo, es mejor decir re-leyendo, ya que es la segunda vez que lo empezaba a leer, ya lo había leído hace algunos meses, es la obra de Eca de Queiroz: El crimen del padre Amaro, que hace algún tiempo fue llevada a la pantalla de cine y que debo decir que no la vi.
Regresando a mi viaje en metro... iba muy entretenido leyendo cuando en una estación no estoy seguro cual, creo que era Balbuena, el instinto me dice que la gente esta curioseando, entonces volteo hacia donde todos miran y es una persona que esta tirada en el suelo, en ese preciso instante se acerca un policía de seguridad y pide que la gente se haga a un lado, por que ya que en ese momento los curiosos ya están haciendo bola, se acerca y pregunta algo a la persona que parece que esta cuidando del caído. No se que más sucedió, ay que en esos momentos, se cierran las puertas y empieza a andar el convoy.
Quiero pensar que el agente, en un acto de cumplimiento de su deber, ayudo a alguien que estaba necesitado. Pocas veces nos detenemos a pensar que existen todavía agentes de policía que realmente cumplen con su deber que no todos son corruptos…
No hay comentarios.:
Publicar un comentario