Después de coraje del celular llegué a la casa de todos uds. y... Sorpresa!!! Jenny estaba haciendo limpieza general en la casa, o sea un maratón en limpieza, que aunque estamos en un cuartito de 7 x 3.5 mts tenemos de chácharas como no se imaginan. Ella estaba terminando de sacar cosas de ropero y me toco mi turno de bajar las cajas que tenemos en la parte de arriba del ropero.... Haaaayyy!!!, grito Jenny, una araña negra de unos 2 o 3 cm. largo salió de una de las cajas. Precisamente por eso fue la idea de hacer limpieza, ya tenía la idea de que se estaban alojando bichos en los rincones. De manera estratégica pedimos a las niñas que salieran por que tiene un pavor a las arañas. Creo que ya se de quien heredaron ese miedo, ¿Verdad, Jenny?
Después de mover las cajas y matar 2 arañas moví la parte alta de ropero para poder maniobrar mejor. En una de las esquinas salio otra araña, ya me estaba poniendo paranoico yo también aunque no lo demostré. De una de las cajas también salio otra.
Sacar colchones y demás trinches para después fumigar, eso de fumigar no fue cosa fácil, por que compramos días antes frascos con atomizadores en vez de aerosol, esto por la economía que no es muy buena en estos días, después de fumigar todo el cuarto salimos a tomar aire fresco, ya que empezábamos a sentir molestia por inhalar un poco el insecticida.
En total fueron 5 “arañitas”. Pero creo que con una que hubiesen visto Adriana y Lidia estoy seguro que se habría hecho una histeria fenomenal.
Después de la limpieza de cajas se procedió a volver a dejar las cosas en su lugar que fue mucho más tardado de lo que me imagine, eran las 10:30 pm y no podíamos acabar, finalmente decidimos que los poco se hacia falta se haría al día siguiente.
Como aquello de las 4 comimos en el patio ya que la casa estaba todavía patas para arriba. Creo que es una de las comidas que más he disfrutado con la familia.
Terminamos muy cansados pero satisfechos de haber limpiado de bichos nuestro cuarto. Al que cada día le tomo mas cariño, y creo que lo voy a extrañar cuando terminemos de construir la casa.
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